Maestro, se encrespan las aguas

 


Maestro, se encrespan las aguas
Y ruge la tempestad.
Los grandes abismos del cielo,
Se llenan de oscuridad.
No ves que aquí perecemos
¿Puedes dormir así?
Cuando el mar agitado, nos abre
Profundo sepulcro aquí.


CORO
Los vientos, las ondas oirán tu voz,
Sea la paz, sea la paz.
Calma las iras del negro mar;
Las luchas del alma las hace cesar,
Y así la barquilla do va el Señor,
Hundirse no puede en el mar traidor.
Doquier se cumple tu voluntad,
Sea la paz, sea la paz.
Tu voz resuena en la inmensidad,
Sea la paz.


Maestro, mi ser angustiado,
Te busca con ansiedad,
De mi alma, en los austros profundos,
Se libra cruel tempestad.
Pasa el pecado a torrentes,
Sobre mi frágil ser,
Y perezco, perezco Maestro:
Oh, quiéreme socorrer.


Maestro, cesó la tormenta,
Los vientos no rugen ya.
Y sobre el cristal de las aguas,
El sol resplandecerá.
Maestro, prolonga esta calma,
No me abandones más;
Cruzaré los abismos contigo,
Al puerto de eterna paz.

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